jueves, 6 de noviembre de 2008

HISTORIAS DE UN VIEJO MARINERO


Sentado, apuraba el último cigarrillo,
mientras los años, no pasados en balde,
dejaban ver la dura vida de aquellos años.


Contaba una vieja historia, inventada casi al momento,
a los nietos que tan pocas veces veía.
Ilusionado pensaba que ellos pasaban por ciertas aquellas fantásticas historias
de barcos piratas en los mares del Caribe,
que tantas veces él había recreado en su imaginación y que dio por vividas.


Sonreía por dentro, mientras contaba la vieja historia.
Aún podía percibir el dulce olor de la mar,
y la suave brisa que rozaba sus avejentadas mejillas,
un espíritu rejuvenecedor le poesía recordando las largas tardes de otoño en la mar.

Tan lejos le quedan sus compañeros de viaje,

el sol, la luna, el mar.

Solo sus recuerdos,

y un pequeño huerto que le dio la vida hasta su muerte.

Con esa fuerza que da el último aliento, aspiro una bocanada del cigarrillo,

pego un sorbo a su "porrón" , que tantas tardes de frío le acompaño,

se colocó su vieja Txapela y continuo sus historias de viejo marinero.

Una sonrisa picara,

una mentira piadosa,

una historia inventada que aún resuena en mi corazón.

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